viernes, 11 de enero de 2013

UBI PETRUS, IBI ECCLESIA, IBI LIBERTAS


El Motu Proprio Summorum Pontificum, por el que su Santidad Benedicto XVI liberalizó la celebración del antiguo rito romano, se contará  sin duda entre los hitos más señalados de su Pontificado. Pero este búho no era del todo consciente que omnia bona pariter cum illa, es decir, que muchas otras cosas buenas llegarían a la Iglesia juntamente con esta libertad para el uso del viejo Misal. Hoy me quiero referir solo a uno de esos frutos per accidens o concomitantes que han beneficiado a la Iglesia gracias a esta iniciativa papal. Ya durante el desarrollo del Concilio, y mucho más en los años posteriores, se habló de modo despectivo del centralismo romano, de que los obispos debían tener una mayor responsabilidad en el gobierno de la Iglesia universal, siendo que apenas podían con sus propias diócesis, que la excesiva centralización de poder en la Curia Romana podría volverse una amenaza a la libertad e independencia que era deseable para las iglesias particulares, conferencias episcopales y demás organismos locales. Con el Motu Proprio Summorum Pontificum, se desveló el mito que se escondía en tales opiniones. Quedó en evidencia que el Romano Pontífice, lejos de ejercer un poder despótico, es el garante de la auténtica libertad en la Iglesia universal contra todo posible abuso de poder de las curias diocesanas sobre sus fieles. Durante estos cinco últimos años hemos sido testigos de auténticas persecuciones de Obispos, vicarios, párrocos y organismos paraeclesiásticos que parasitan en torno a las curias, por frenar y hacer la vida imposible a sacerdotes y fieles que deseaban la celebración del rito extraordinario. Gracias a Dios, poco a poco van cediendo rendidos ante el hecho de esa ola hermosa y mansa de piedad litúrgica -que eso es el rito tradicional- que se extiende cada día más por todo mundo. Entonces el búho experimentó en la realidad de los hechos que donde está Pedro, está la Iglesia y también la libertad; y que distanciarse de Pedro es acercarse peligrosamente a la tiranía. Exactamente lo contrario de lo que pretendían inculcarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario