lunes, 17 de marzo de 2014

OLER A OVEJA, PERO ANTES OLER A CRISTO

Copio un lúcido texto del Cardenal Ratzinger sobre los motivos que suelen estar a la raíz de una crisis vocacional en la vida de un sacerdote.

“Cuando como obispo –y también antes, simplemente como hermano en el sacerdocio- me he puesto a reflexionar sobre las causas que hacen que poco a poco se vaya desmoronando una vocación tan entusiasta y tan esperanzadora en sus comienzos, siempre he llegado a la misma conclusión: ha habido un momento en que ha dejado de existir la oración callada y silenciosa, desplazada tal vez por el ruidoso celo por tantas cosas que hay que hacer. Pero ahora es un celo vacío, porque ha perdido su empuje interior. En algún momento se ha abandonado la confesión personal y, con ello, el contacto con la exigencia y el perdón, la renovación desde dentro en presencia del Señor, que es irrenunciable. Para que estuvieran con él (Mc 3, 14). Se necesita este “con él” no sólo durante un cierto período inicial, a modo de fondo de reserva al que poder acudir más adelante. Estar con él debe constituir siempre la pieza central del servicio sacerdotal”. (Cardenal Joseph Ratzinger, Servidor de vuestra alegría, Ed. Herder, Barcelona 2005, p. 83.)

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