jueves, 2 de febrero de 2017

EL INSTANTE GOZOSO DE SIMEÓN

Simeón con Jesús en brazos. Oleo de Alekséi Yegórov (1830-40)
Foto Wikipedia

La figura del anciano Simeón nos resulta fascinante. Una larga vida de oración y de sacrificio esperanzados que se ve plenamente colmada, ya en este mundo, por un instante de cercana e intensa contemplación del Verbo hecho carne junto a su Madre Virginal.
Recojo a continuación una piadosa reflexión de Fray Luis de Granada al respecto.

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espués de esto considera también la grandeza de la alegría que aquel Santo Simeón recibiría con la vista y presencia de este Niño, la cual excede todo encarecimiento.
Porque cuando este varón (que tanto celo tenía de la gloria de Dios y de la salud de las almas, y tanto deseaba ver antes de su partida a Aquél en cuya contemplación respiraban los deseos de todos los Padres (Gn 49, 1), y en cuya venida estaba la salud y remedio de todos los siglos), cuando le viese delante de sí y le recibiese en sus brazos, y conociese por revelación del Espíritu Santo que dentro de aquel corpecico estaba toda la majestad de Dios y viese juntamente en presencia de tal Hijo tal Madre, ¿qué sentiría su piadoso corazón con la vista de dos tales lumbreras y con el conocimiento de tan grandes maravillas? ¿Qué diría? ¿Qué sentiría? ¿Qué sería ver allí las lágrimas de sus ojos y los colores y semblantes de su rostro y la devoción con que cantaría aquel suavísimo cántico en que está encerrada la suma del Evangelio? " (Fray Luis de Granada, Vida de Jesucristo, Ed. Rialp, Madrid 1990 p. 47-48).

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